¿Qué se entiende por eficiencia energética?
Es el consumo inteligente de energía que permite satisfacer sus necesidades (calefacción, iluminación, hornos, refrigeración, motores, etc.) utilizando la menor cantidad posible de recursos energéticos y económicos.
¿Por qué me interesa ser más eficiente energéticamente?
Principalmente por los siguientes motivos:
- Porque supone un ahorro significativo de su factura energética y, con ello, aumenta su competitividad (motivo especialmente importante en un contexto como el actual, con precios crecientes).
- Porque reduce su impacto medioambiental y mejora su imagen corporativa.
¿En qué consiste una auditoría energética?
Consiste en un estudio de sus instalaciones desde el punto de vista del aprovechamiento energético que:
- Permite conocer el estado actual, es decir, cómo, cuándo y cuánta energía se consume, así como los factores que afectan a dicho consumo (climatología, niveles de producción, horarios de trabajo, etc.)
- Permite detectar oportunidades de ahorro para la optimización del consumo energético.
- Contempla el uso y diversificación de las fuentes energéticas, cuando los factores técnicos, económicos y medioambientales así lo aconsejan.
El resultado final de una auditoría de este tipo es un informe en el que se identifican los aspectos señalados anteriormente y se realizan las recomendaciones oportunas. Dichas recomendaciones incluyen una valoración técnica y económica de los ahorros propiciados y de las inversiones asociadas (en caso de que fueran necesarias, ya que algunas medidas de ahorro no requieren ninguna inversión).
¿Para qué necesito realizar un estudio o auditoría energética?
Un estudio o auditoría energética es útil para todo tipo de industrias, oficinas, comercios, comunidades de vecinos y, en definitiva, para cualquier instalación que demande energía, ya que le permite:
- Adquirir un conocimiento preciso de todas las variables asociadas a sus consumos energéticos, es decir, no solo cuánta energía sino también en qué se utiliza (o en qué se pierde), cuándo se consume y por qué motivos.
- Determinar el ahorro potencial de sus instalaciones, lo que proporciona una idea fiable de hasta cuánto podría llegar a ahorrar en su factura energética.
- Conocer las medidas de ahorro concretas, así como la repercusión de cada una de ellas y la inversión requerida (en su caso) para su implementación.
¿Cómo puedo ahorrar energía y reducir el coste de mi factura energética?
Existen multitud de medidas para reducir el coste de su factura energética, que pueden clasificarse según sigue:
- Medidas relacionadas con la reducción de las necesidades energéticas. Esto es posible sin renunciar a ninguno de los servicios ni al nivel de confort proporcionado por ésta, por ejemplo: mejorando el aislamiento de nuestras instalaciones, evitando la radiación solar directa en verano, etc.
- Medidas relacionadas con la optimización del aprovechamiento energético. Una vez aplicadas las medidas anteriores, destinadas a minimizar las necesidades de energía, existen medidas que hacen posible que aquélla que se necesite consumir, se haga de la forma más eficiente posible, por ejemplo: aprovechando calores residuales, utilizando las tecnologías más eficientes de iluminación (con un ratio lúmenes por vatio elevado), climatización (calderas de condensación, bombas de calor de rendimiento elevado), etc.
- Medidas relacionadas con la optimización de la contratación energética. Generalmente existe un amplio margen de ahorro derivado del ajuste de los parámetros de contratación (que suelen estar sub o sobre-contratados), así como de la renegociación de la ofertas más competitiva con los múltiples suministradores posibles.
- Medidas relacionadas con el uso de fuentes energéticas más limpias y eficientes. Por ejemplo: calentamiento de agua por medio de placas solares, para su uso doméstico, en procesos industriales o en calefacción, bombas de calor geotérmicas, que extraen la energía térmica almacenada en el subsuelo, cogeneración, etc.
Estas medidas requieren diferentes volúmenes de inversión y plazos de amortización, si bien, en algunos casos, la inversión requerida puede ser nula.
¿Cuánto puedo ahorrar?
Debido a la diversidad de instalaciones (cada cual presenta una situación particular en cuanto a los diferentes sistemas y tecnologías de aprovechamiento energético, diferentes antigüedades y estados de conservación y mantenimiento, etc.) es difícil dar una respuesta exacta a esta pregunta.
No obstante, el ahorro potencial de energía se sitúa, como mínimo entre un 5% y un 35%.
En cualquier caso, el ahorro en términos económicos suele ser superior, dado que existen diversas medidas que pueden dar lugar a un ahorro económico sin propiciar necesariamente un ahorro de energía, llegando incluso al 70%.
¿Cuánto cuesta un estudio de eficiencia / auditoría energética?
Depende del tamaño, de la complejidad y del nivel de profundidad del estudio. No obstante, el coste se justifica comúnmente por ser significativamente inferior a los ahorros obtenidos.
En cualquier caso, éste se determina tras la definición del ámbito físico y de las condiciones del estudio y tras llevar a cabo una evaluación preliminar de las instalaciones, que se realiza de forma previa y gratuita a tal efecto. Posteriormente, el cliente recibe una propuesta de actuación, en la que se detallan todas las condiciones del estudio, incluido el coste económico del mismo.
Es preciso apuntar que existen diversas modalidades para la fijación del coste del estudio, que puede tener un precio fijo o bien calcularse como un porcentaje de los ahorros producidos durante un periodo de tiempo determinado (acordado previamente con el cliente – por ejemplo, un 33% del ahorro generado durante el primer año).
¿Qué es un Sistema de Gestión Energética (SGE)?
Un Sistema de Gestión Energética (SGE) consiste en aquella parte del sistema de gestión de una organización, dedicada a definir, implementar y controlar la política energética y los objetivos derivados de ésta.
Dichos objetivos, normalmente relacionados con la reducción del consumo energético y, por ende, de los costes asociados, con la reducción de los gases de efecto invernadero, así como con el fomento del uso de fuentes de energía más limpias, se materializan en una serie de medidas concretas. A su vez, estas medidas son implementadas y llevadas a la práctica progresivamente, en un ciclo de mejora continua, de acuerdo con el siguiente procedimiento:
- Planificar las acciones a llevar a cabo. Para ello, se recurre a la realización de una auditoría energética previa, que permite conocer el punto de partida, las posibles medidas de mejora y la repercusión técnico-económica de las mismas.
- Ejecutar las acciones de acuerdo con lo planificado. Por ejemplo, mejorando el aislamiento del edificio, recuperando calores residuales que se perdían, optimizando la contratación del suministro eléctrico, etc.
- Verificar los resultados obtenidos. Para ello, dichos resultados se miden y se analizan, y posteriormente se comparan con los objetivos marcados.
- Actuar en consecuencia. En función de los resultados obtenidos, se decide acerca de la idoneidad de las medidas implementadas, sobre la posibilidad de ir más allá, o sobre posibles necesidades adicionales y, en función de ello, se revisa la planificación y el ciclo se repite de nuevo.
¿En qué consiste la norma ISO 50001?
La ISO 50001 es una norma internacional que estandariza los requisitos y procesos a seguir para la implementación de un Sistema de Gestión Energética. La Norma es aplicable, de forma voluntaria, a cualquier tipo de organización, independientemente de su tamaño y actividad, que consuma energía y esté interesada en incorporar a su día a día, de una forma sistemática, los objetivos de eficiencia y gestión energética que ella misma decida.
Una vez implementado, es posible obtener la Certificación ISO 50001, que avala frente a terceros que la organización cuenta con unos procedimientos de gestión energética eficiente y, en definitiva, con una cultura empresarial comprometida con la mejora de la sostenibilidad, lo que puede incrementar su reputación e imagen corporativa.
¿Para qué necesito un asesor energético personal?
Muchas organizaciones no disponen en su plantilla de personal cualificado especializado en temas energéticos, generalmente por falta de recursos o porque prefieren asignar éstos a otras tareas directamente relacionadas con su actividad.
No obstante, el consumo de energía es inherente y está presente en cualquier proceso productivo o prestación de servicios, de modo que éste representa (y lo hará cada vez más) un factor de gasto importante, que determina en gran medida la competitividad de las empresas.
Por ello, del mismo modo que se contratan asesores legales o económicos, la contratación de un asesor energético externo le permitirá acceder a un equipo de expertos que pondrán a su disposición su conocimiento y experiencia acumulada en el sector energético, para que usted pueda tomar las decisiones más apropiadas siempre que lo necesite. Todo ello, sin necesidad de incorporar persona alguna en su plantilla y con la flexibilidad que supone un servicio externo de este tipo, que usted puede contratar puntualmente para una acción determinada, o durante el tiempo que necesite.
¿Qué empresas deben inscribirse en el Registro de Establecimientos Industriales?
1. Las actividades dirigidas a la obtención, reparación, mantenimiento, transformación o reutilización de productos industriales, el envasado y embalaje y el aprovechamiento, recuperación y eliminación de residuos o subproductos, cualquiera que sea la naturaleza de los recursos y procesos técnicos utilizados y, en su caso, las instalaciones que éstas precisen.
2. Las actividades de generación, distribución y suministro de la energía y productos energéticos.
3. Las actividades de investigación, aprovechamiento y beneficio de los yacimientos minerales y demás recursos geológicos, cualquiera que fuera su origen y estado físico.
4. Las instalaciones nucleares y radiactivas.
5. Las industrias de fabricación de armas y explosivos y aquellas que se declaren de interés para la defensa nacional.
6. Las industrias alimentarias, agrarias, pecuarias, forestales y pesqueras.
7. Las actividades industriales relacionadas con el transporte y las telecomunicaciones.
8. Las actividades industriales relativas al medicamento y a la sanidad.
9. Las actividades industriales relativas al fomento de la cultura.
10. Los almacenamientos de materias primas y productos industriales para su distribución. Se entenderá como tal aquel almacenamiento de materias primas o productos industriales que se suministran a una industria para su actividad de producción o se almacenan para su posterior distribución, exceptuando aquellos almacenamientos anexos a una instalación de suministro directo al consumidor final y que no estén incluidos en el campo de aplicación de ningún reglamento de seguridad específico para ese tipo de almacenamientos.
11. Los servicios de ingeniería, diseño, consultoría tecnológica, construcción y asistencia técnica de carácter industrial.
12. Las entidades de acreditación, organismos de control, laboratorios y otros agentes autorizados para colaborar con las Administraciones Públicas, en materia de seguridad, calidad y medio ambiente industrial, así como en metrología legal.
13. Las empresas de construcción.
14. Las actividades de distribución, suministro de la energía, productos energéticos y agua.
15. Los almacenamientos de materias primas y productos industriales para su distribución.
Quedan excluidas las empresas de servicios no relacionadas con el sector industrial, los comercios de venta directa al cliente y aquellas cuyo titular sea una persona física y que no tenga trabajadores.
¿Qué obligaciones tiene los titulares de estas empresas?.
El titular del establecimiento debe presentar la correspondiente solicitud de inscripción en dicho Registro antes de iniciar la actividad o cuando vaya a efectuar modificaciones o variaciones significativas por ampliación, reducción, nueva instalación de maquinaría, cambio de nombre, traslado o cierre del establecimiento.
Actualización de datos.
Una vez producida la variación de datos, se deberá comunicar cada cinco años a dicho Registro. Aún cuando no se produzca variación alguna, se deberá comunicar el mantenimiento de estos mismos datos.
Cese de actividad
En el supuesto de cese de actividad se deberá comunicar en el plazo de un mes desde dicho cese.
¿Qué es el certificado de eficiencia energética?
El Certificado de Eficiencia Energética es una documentación suscrita por un técnico competente que informa sobre las características, consumo de energía y calificación de eficiencia energética de un edificio o parte del mismo. Dicha calificación consiste en una letra comprendida entre la A y la G, siendo A la mayor eficiencia posible y G la menor.
A partir del 1 de junio de 2013 todos los promotores o propietarios de edificios, viviendas y locales que se construyan, vendan o alquilen deberán contar con este certificado, que una vez emitido tiene una validez de diez años, y exhibir su etiqueta energética en cualquier anuncio de compra/venta o alquiler del inmueble.
El objetivo de esta medida, impulsada desde la Unión Europea, consiste en promover el ahorro de energía en los edificios residenciales, de oficinas y comerciales, que en Europa suponen en torno al 40% de la demanda energética.
En IFRA le ofrecemos un servicio de Certificación Energética de calidad y el valor añadido de años de experiencia en el sector de la eficiencia energética que, además de emitir y tramitar su certificado, nos permite asesorarle convenientemente sobre aquellas mejoras que le permitirían ahorrar energía y mejorar la calificación de su inmueble.
¿A qué edificios afecta y a cuales no?
Etiqueta de Eficiencia Energética
Afecta a:
Todos los edificios de nueva construcción (ya era obligatorio desde 2007).
Edificios, viviendas y locales que se vendan o alquilen a un nuevo inquilino y no tengan un certificado en vigor.
A los edificios en los que una entidad pública ocupe más de 250 m2 y sean frecuentados por el público.
No afecta a:
Edificios y monumentos protegidos.
Edificios o partes de estos usados en exclusiva para actividades religiosas.
Construcciones provisionales con un plazo previsto de uso inferior a dos años.
Edificios industriales, de defensa y agrícolas no residenciales.
Edificios aislados con una superficie útil inferior a 50 m2.
Edificios que se adquieran para reformas importantes o demolición.